Todos los organismos vivientes, mientras dure la vida, constituyen
y degradan los componentes que los conforman sin alcanzar un estado de
equilibrio químico ni termodinámico, sino manteniendo un estado uniforme.
Responden a estímulos externos e internos mediante fluctuaciones reversibles de
su estado estacionario y pueden alcanzar el mismo estado final partiendo de
diferentes condiciones iniciales mediante distintos caminos.
De todos modos, cada uno de nosotros remplazamos todos los átomos del cuerpo cada aproximadamente 3 años, sin embargo, consideramos seguir siendo los mismos individuos...
La pregunta entonces es: ¿Que nos hace ser lo que somos? ¿Donde
reside la esencia que nos hace ser? Si hablar de materia y energía es lo mismo (E = m.c²),
¿qué parte de esa materia o energía es la que compone nuestra “alma”? ¿Puede considerarse como la quintaesencia? ¿Podemos
hablar de “alma”, o estamos hablando realmente de nuestra consciencia?
Si fuera así, que somos en esencia lo que nuestro consciente quiere que seamos,
aquellas personas que tienen la capacidad de sesgar su memoria, no estarían
haciendo otra cosa que redefiniendo lo que son, más allá de lo que fueron. Según Sartre “Aquello que cada uno de nosotros es, en cada
momento de su vida, es la suma de sus elecciones previas. El hombre es lo que
decide ser”. José Pablo Feinmann redefine esta idea diciendo que “Cada hombre
es lo que hace con lo que hicieron de él”.
A partir de este pensamiento, estaríamos siendo condicionados constantemente
por nuestro entorno a ser lo que nos hacen ser, más allá de las elecciones que
tomemos o lo que queramos ser o consideramos que somos. En efecto, más allá de
lo que hagan de nosotros, las decisiones que tomemos nos hacen ser lo que
somos. Esas decisiones no son más que un gasto de energía para conservar
nuestro estado estacionario, lo menos alejado posible de lo que era en un
comienzo, y esa energía que es parte de lo que nos hace ser está siendo
transformada en otra cosa, redefiniéndonos.
Teniendo esto en cuenta, cada vez que nos someten o nos sometemos a estos
estímulos externos que alteran nuestro estado estacionario de este “equilibrio”
dinámico, nos vamos alejando mas y mas de lo que éramos en un comienzo. Llega
un punto tal en el que nuestros organismos pierden la capacidad de responder a
tales cambios, al punto de que dichas fluctuaciones reversibles pasen a ser irreversibles,
lo cual es una mera cuestión de tiempo para que dichos cambios culminen inevitablemente
en el equilibrio termodinámico.
... Todo es la luz