Cuando la vida se vuelve rutinaria
cualquier excusa parece valida
para sortear el aburrimiento que conlleva...
incluso los vicios mas nocivos.
Quien no se ha tomado un par de cervezas,
se ha fumado sus atados de cigarrillos,
o se ha drogado solo por no tener nada mejor que hacer.
Hoy vuelvo a ser uno de ellos.
Y después de tanto tiempo, heme aquí
de nuevo en el mismo lugar... solo en esta ciudad de la furia
tomandome una cerveza y fumandome un cigarro.
Meditando si salir a intentar conocer a otra alma
o resignarme al casi patético destino del ermitaño.
Me tomo estos momentos para reflexionar,
mientras el humo del cigarrillo y el alcohol
van haciendo su efecto de analgesia en mí.
Una analgesia a la desolación.
Al menos tengo mis mascotas que me acompañan.
Supongo que no les queda mucha otra opción.
A la larga todos se terminan yendo,
todo es efimero, nada infinito.
Y con estas últimas palabras me despido,
se que puede sonar un poco fatalista, pero no,
aun queda un largo camino que recorrer
de nuevos descubrimientos y revelaciones
o al menos así lo desearía...
Esta noche solo el jazz es mi compañía,
y a quien esté leyendo esto, si está en la misma que yo
SALUD por los olvidados!